martes, 15 de marzo de 2011

El espíritu y lo trágico

“Ver el mundo en un grano de arena,
Y el cielo en una flor silvestre,
Encerrar el Infinito en la palma de tu mano,
Y la eternidad en una hora.”

William Blake

Cada tragedia, cada crisis vital, cada duelo que sufre la humanidad colectiva o individualmente me afecta profundamente. No por percibir la fragilidad del hombre o la levedad del tiempo, sino porque remueve las estructuras de mis creencias. ¿Es que Dios parpadea y muere un hijo, nace una guerra o un tsunami asola un pueblo?

Apenas las imágenes de la televisión empiezan a volverse reales en nuestra mente acostumbrada a la ficción, la devastación deja de ser sorpresa y se transforma en incertidumbre y congoja. ¿Cuál es la línea que separa a las víctimas de los sobrevivientes? ¿Se puede soportar el peso de saberse elegido en lugar del otro? ¿Cuándo me toca?

Desde la cosmovisión cristiana y la responsabilidad individual surgen cuestiones más profundas y contradictorias. Pareciera que el mundo exigiera a los cristianos una explicación: ¿dónde está Dios cuando ocurren las tragedias?
Ellen White escribió: “Se está apoderando del mundo un afán nunca visto. En las diversiones, en la acumulación de dinero, en la lucha por el poder, hasta en la lucha por la existencia, hay una fuerza terrible que embarga el cuerpo, la mente y el alma. En medio de esta precipitación enloquecedora, habla Dios”. Es probable que el mismo Dios que rehusó hablar con Elías desde la furia de una tormenta o el bramido de un terremoto, porque el viento apacible dejó de conmovernos, haya tenido que cambiar la intensidad de su voz para despertarnos.

La respuesta natural del ser humano ante las tragedias es refugiarse en la religión. Se multiplican genuinos llamados a la consagración. En este contexto surge la pregunta: ¿qué significa consagrarse? ¿Es solo la respuesta ante el temor y la desolación? Una de las acepciones del diccionario de la Real Academia Española que prefiero es: “dedicar con suma eficacia y ardor algo a determinado fin.”
Efectivamente, urge entre nosotros, los cristianos, replantear el sentido primigenio de nuestra existencia, la razón de vivir sobre la tierra, la responsabilidad que nos compromete desde el conocimiento y el encargo divino.

Definidamente no nos debiera mover el miedo ante las tragedias sino lo perentorio, la responsabilidad ineludible con Dios y con el prójimo. ¿Cuán conectados estamos con la fuente divina? ¿Cuánta sensibilidad desarrollamos hacia el otro, hacia sus necesidades, sus ideas, su estilo de vida, sus carencias y virtudes? ¿Estamos cambiando al mundo una persona a la vez? ¿Generamos, por nuestra forma de vivir, un modelo tan atractivo del cielo que quienes nos rodean ansían pertenecer? ¿O nos refugiamos en nuestra soberbia, dentro de magnificas fortalezas? Debe producirse una “vivificación de las facultades de la mente y el corazón, una resurrección de la muerte espiritual [y una] reforma [que] significa una reorganización, un cambio en las ideas y teorías, hábitos y prácticas [que] no se manifiesta en una actitud de justicia propia que condena a otros.”(White)

La voz de Dios en las tragedias nos invita a asumir la responsabilidad que nos concierne como cristianos: amarlo por sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos para acelerar la intervención divina en el ocaso de la historia y la erradicación definitiva del dolor; el día en que cada pregunta tenga su respuesta.

3 comentarios:

Lorena dijo...

Nestor, como muchas de tus entradas uno no quisiera agregra ningun comentario, por lo clarito que quedo tu reflexion y por las dudas que de lugar a que se desvie el mensaje :)

"La religion de la Biblia no se ha de limitar a lo contenido entre las tapas de un libro, ni entre las paredes de una iglesia, no ha de ser sacada a luz ocasionalmente para nuestro beneficio..es para santificar la vida diaria, manifestandose en nuestro entorno" EW ...tan simple y la complicamos tanto!

Abrazos.

Nestor Zawadzki dijo...

Lorena, el blog se enriquece con los comentarios y la possibilidad que el "mensaje se desvie".
Gracias

Lorena dijo...

Con tu comentario, "you set the stage" para que pregunte :)

Partiendo de la base que el miedo puede movilizarnos o paralizarnos, descartarias la efectividad en los llamado desde el pulpito a la reflexion en ocaciones como estas?.

Tengo "mix feelings" con respecto a esto, y como lo tocaste por ahi en tu entrada, pregunto...