miércoles, 25 de agosto de 2010

Entelequia

Entelequia: 1. f. En la filosofía de Aristóteles, fin u objetivo de una actividad que la completa y la perfecciona. (Dicc. Real Academia Española)

La generación espontánea era una creencia profundamente arraigada descrita por Aristóteles. La observación superficial indicaba que surgían gusanos del fango, moscas de la carne podrida, organismos de los lugares húmedos, etc. Así, la idea de que la vida se estaba originando continuamente a partir de esos restos de materia orgánica se estableció como principio común en la ciencia. La autogénesis sustentaba el principio vital generador de vida, concepto científico incorporado sin ninguna evidencia, solo por la autoridad de quien lo generaba.
Lazaro Spallanzani, sacerdote y profesor de las Universidades de Reggio, Módena y Pavia alrededor de 1757, rechazó la teoría de la generación espontánea. Diseñó experimentos para refutar los realizados por otro sacerdote, el inglés John Turberville Needham, que había calentado y seguidamente sellado caldo de carne en diversos recipientes; dado que se habían encontrado microorganismos en el caldo tras abrir los recipientes, Needham creía que esto demostraba que la vida surge de la materia no viviente. No obstante, prolongando el periodo de calentamiento y sellando con más cuidado los recipientes, Spallanzani pudo demostrar que dichos caldos no generaban microorganismos mientras los recipientes estuvieran sellados.
Lo que para nosotros es obvio, no lo era para los científicos del siglo XVII. Spallanzani estaba echando por tierra criterios y principios que sustentaban la ciencia y la filosofía de aquella época. La disputa entre Needham y Spallanzani fue larga y enconada, pues el inglés afirmaba que las cocciones del italiano destruían el espíritu vital y Spallanzani demostró que lo único que la cocción destruía era las esporas de las bacterias, no un principio de vida de índole místico. Pasaron cien años hasta que Pasteur pudo cerrar definitivamente esta polémica.
Un siglo antes, Galileo Galilei, padre de la astronomía moderna, se enfrentaba a la ignorancia al punto de arriesgar su propia vida. Su trabajo se considera una ruptura de las asentadas ideas aristotélicas y su enfrentamiento con la Iglesia Católica Romana es un ejemplo de conflicto entre la autoridad y la libertad de pensamiento en la sociedad occidental. Galileo no podía callar lo evidente: la tierra giraba alrededor del sol, aunque los representantes de Dios se empeñaban en demostrar lo contrario; para sustentar sus ideas recurrían a una caprichosa interpretación de la Biblia (Salmo 93:1). Desafiar a Dios significaba la muerte, ya sea del cuerpo o de las ideas. Pasaron casi cuatro siglos para que la humanidad pidiera perdón.
En mi actividad laboral y académica suelo encontrar situaciones y actitudes que sustentan modelos obsoletos e ineficientes con el argumento que “siempre se hizo así”. La reticencia al cambio, la defensa irracional de un hábito, considerar enemigo al que piensa diferente, limita el avance. Por cierto, esa es la base de los fanatismos de los cuales la humanidad no ha podido liberarse tras siglos de historia.
Frente a la parálisis de las costumbres es bueno recordar a Galilei. Se cuenta que al salir del tribunal de la Inquisición que lo obligó a abjurar de sus ideas para salvar su vida dijo: “E pur si muove” (sin embargo se mueve). Lo que fue un susurro entre dientes, terminó aceptándose como un principio irrefutable.

4 comentarios:

Taller Literario Kapasulino dijo...

Siempre que te leo me parecen muy interesantes tus informes

Lorena dijo...

Hola Nestor, como dice Carla, parece que recibimos unas "mini" clases de historia...interesante.

Tu ambiente es una combinacion de tantos agentes, desde lo religioso, cultural, economico, educativo etc....que hace particular la posibilidades de cambio, no sabria decir si alguna vez ha sido facil promoveer los cambios, creo que siempre se han logrado con la oposicion de algun lado.

Lei una vez algo que decia asi " la sociedada valora "la estatica" lo que no produce "desorden", quien cambia es inestable, un criterio donde la estabilidad es sinonimo de madurez y equilibrio.". Los cambios producen temor en cierta manera, y en tu comunidad se le une a este factor un monton de otros, haciendolo muy "peculiar".

Necesitas una ayudita para que te mantengan los brazos en alto para seguir adelante con la "batalla"?
El espirirtu de servicio nunca vuelve vacio.
Abrazos.

Nestor Zawadzki dijo...

Hola Carla y Lorena. Gracias por los comnetarios. A veces creo que la mayor perdida de nuestro siglo es el desastre ecologico del hombre, no necesariamente el del planeta, sino la pasividad, la inmovilidad. Sospecho que perdimos la capacidad de asombro, de encontrar el milagro subyacente a la rutina de la vida. A veces, para sentirnos seguros en esa comodoa posicion inmovil, dogmatizamos, hacemos leyes avaladas por todas las providencias y deidades, anonimas o conocidas, que, casualmente, nos utilizan solo a nosotros como intermediarios, ¡vaya coincidencia afortunada del destino!
Besos.
Carla. Contanos como es esto del taller literario. Me encanta lo que escribis y escriben tus compañeros. Lorena: a ver cuando arrancas con tu blog

Lorena dijo...

Mi propio blog?... entre el ingles y el castellano, no se si hago uno, aunque no me habia dado cuenta de cuanto habia perdido la capacidad de expresarme en castellano hasta que unos cuantos amigos comenzaron con sus blogs.

Ahora te cuento que tampoco me disgusta opinar desde "atras de las cortinas" es una manera diferente de observar la vida.

Hablando de inmovilidad y pasividad jeje...pero creo no haber perdido la capacidad del asombro!
Quizas algun dia me sorprenda a mi misma con un blog :)