viernes, 12 de noviembre de 2010

Ausencia

A veces el pensamiento se empaca. En ambos sentidos: se encajona cubriéndose con capas sucesivas y se aturde, evitando seguir haciendo aquello que estaba ejecutando. Entonces la inspiración se vuelve ausente, vacía. Puedo seleccionar aquellos argumentos que usted, amable lector, intuye: tener la cabeza en otra parte, andar apurado por la vida sin detenerse a reflexionar en lo cotidiano o en lo insólito, lo sublime.
La ausencia se define desde distintos puntos de vista. Puede ser la acción y efecto de ausentarse o el tiempo en que alguien está ausente. Representa la falta o privación de algo. Desde el derecho es la condición legal de la persona cuyo paradero se ignora. La psicología la interpreta como la distracción del ánimo respecto de la situación o acción en que se encuentra el sujeto. En medicina se aplica a la supresión brusca, aunque pasajera, de la conciencia.
La física nos previene sobre creer que el vacío, la representación de la ausencia, no contiene nada. El vacío esta atestado de elementos. Durante toda la Antigüedad y hasta el Renacimiento se desconocía la existencia de la presión atmosférica. No podían por tanto dar una explicación de los fenómenos debidos al vacío. En Grecia se enfrentaron por ello dos teorías. Para Epicuro y sobre todo Demócrito (420 a. C.) y su escuela, la materia no era un todo continuo sino que estaba compuesta por pequeñas partículas indivisibles (átomos) que se movían en un espacio vacío. Por el contrario, Aristóteles excluía la noción de vacío y para justificar los fenómenos que su propia Física no podía explicar recurría al célebre aforismo según el cual "la Naturaleza siente horror al vacío" Recién a mediados del siglo XVII el italiano Gasparo Berti realizó el primer experimento con el vacío en 1640, dando a Evangelista Torricelli las bases para generar el concepto de presión de aire y construir el barómetro.
David Pearce preguntaba en “La ontología del cero” porqué hay algo en lugar de la nada. La física advierte sobre la inexistencia del vacío absoluto. Tampoco la mente humana puede estar vacante. La falta de contenido intelectual se reemplaza con la abundante estupidez circundante, con la histérica saturación de la pavada mediática y con el ejercicio de la intriga y la calumnia alimentadas por el chusmerío, concibiendo la exclusión de quienes son diferentes por ejercer el derecho a pensar, a ser personas autónomas.
Hay vacios de pensamiento obligados. Estos son generados por la aprensión que impone la censura de quienes se creen dueños del futuro y de las ideas ajenas, atrincherados en la intolerancia y barbarie retrógradas desde puestos de poder ilegítimos. Quienes creen que desde la censura obtendrán personas uniformes y dóciles no tienen en cuenta que el vacío está lleno de elementos que se dispersan en forma de energía. Aquellos que recurren al miedo y la amenaza olvidan la ley de conservación de la energía, que nada se pierde, que todo se transforma.
En lo social e intelectual, tampoco podemos abstraernos de la física. Me produce pavor la ausencia, la supresión brusca de la conciencia, aunque sea transitoria. Siento “horror vacui”, especialmente ante aquel vacío que acontece a la hora de reflexionar sobre las prioridades y los cambios necesarios que conforman la esencia de ser humanos; terror a la ausencia que cultivan los sembradores de silencios.

2 comentarios:

Lorena. dijo...

Tengo los pensamientos empacados, pero para no estar "ausente" en tu entrada "ausencia" de la cual tiene muchos puntos a comentar, pero tomo tu ultima frase " los sembradores de silencio" de la cual me da terror, cuando de los menores, e inmaduros se trata.

Si vamos a la aplicacion, puramente local, el de optener "pensamientos uniformes" que facilmente se confunde con "unidad" es algo que me da indignacion.

Ahora, los sembradores de silencios, no pueden ganar terreno cuando somos "mayorcitos" ahi entra una cuestion de responsabilidad individual, de las cuales me tropiezo con la comodidad de muchas gente a no cuestionar, no actuar, por lo tanto, les saco el peso del 100% a los "sembradores de silencios" y reparto "fifty fifty"..

Un abrazo.

Nestor Zawadzki dijo...

Es cierto Lorena. A veces los sembradores de silencio confunden su labor con mucho ruido; ideas absolutas, condicionamientos morales, chicanas espirituales, miedo, terror a los castigos venideros...a tal punto que algunos mayorcitos nos quedamos aturdidos por un tiempo. Por lo menos hasta recuperar la memoria o la autonomia.