jueves, 27 de enero de 2011

Por encima del hombro

Hace una semana me volvió a ocurrir mientras me dirigía al trabajo. Un enorme camión repartidor de lácteos de una conocida empresa bloqueaba completamente la avenida principal de nuestra ciudad. El paso quedó interrumpido. Los operarios del transporte estaban descargando sus productos haciendo honor a la marca, con toda la parsimonia y serenidad del mundo. Ante el reclamo de los automovilistas que formábamos una larga cola para poder pasar, la pachorra se hizo notoria.
Estaba claro que la ley del más grande o del más fuerte, que funciona en la jungla, también funciona aquí. Por un momento pensé en nosotros, los habitantes comunes. Si no hay lugar para estacionar como corresponde, debemos caminar, así tengamos diez bolsas de supermercado. Sin embargo algunas empresas que se benefician con la venta de sus productos en el horario que se les ocurre gozan del trato preferencial de las autoridades. Hay ciudades donde las descargas se hacen en horarios que no perjudiquen el tránsito o se instala un inspector para dirigir la circulación entretanto. Por otro lado unas cajas de leche o de gaseosas pueden ser transportadas en carros más pequeños desde la distancia necesaria para estacionar correctamente, después de todo están haciendo su negocio.

No pude evitar pensar en el tema de hoy: la prepotencia. El diccionario de la Real Academia Española define al prepotente como aquel que abusa del poder. El abuso del poder se instala en forma inversamente proporcional a la ignorancia de quien lo ejecuta y en forma directa al individualismo y temor de quienes lo soportan. Se constata en los ámbitos menos sospechados, pero me preocupa cuando acontece en los gobernantes o sus representantes. Desde hace tiempo tengo la sensación que nos rodean personas que nos miran por encima del hombro, personas que deberían responder al mandato soberano del pueblo, pero que, con su conducta y desempeño, demuestran que poco les importan nuestros derechos haciendo uso discrecional del poder conferido.

Sea un camión mal estacionado, las motos en la vereda, la maquinaria vial transitando sin cuidado o un funcionario municipal descontrolado, un partido que no cumple con su plataforma de gobierno o la inconsulta gestión de un parque industrial, todos tienen en común alguna forma de abuso que nos perjudica a todos. Me asombra reconocer que nuestra amnesia selectiva nos lleva a perpetuar esta especie de condición disfuncional y violenta con nuestros votos o nuestro silencio.
Joan M. Serrat compuso una canción que se titula “Algo personal”. Le recomiendo escucharla y prestar atención a sus versos. Habla precisamente de quienes parecen “cachorros de buenas personas, aunque es más turbio cómo y de qué manera llegaron esos individuos a ser lo que son ni a quién sirven cuando alzan las banderas.” Las comunidades maduras no toleran ninguna forma de prepotencia y mucho menos si viene de las autoridades.
Hace pocos días un funcionario municipal maltrató al personal que cumplía correctamente con las normas de la institución donde trabaja en un evento bochornoso. Lamentable, muy lamentable, pero es el ejemplo perfecto de lo que quiero transmitir en esta líneas. Si la prepotencia se tolera en la ciudad es porque hay funcionarios arrogantes, quienes se atribuyen el derecho de decidir el destino de cualquiera. Pero usted sabe que, con nuestro voto inteligente, tenemos la opción histórica de no reciclarlos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Dr. hago con toda humildad un comentario de su nota que me parecio excelente, no tengo una buena radaccion, recien estoy aprendiendo esto de la cibernetica ,soy un jubilado, Ud. me entendera.
Ya el año pasado escribi una nota sobre la misma actitud de este personaje que maltrata a las personas, mi señora y fuimos para hablar con respecto a los animale sueltos,y el secreatrio de gobierno casali nos increpo con gritos y palabras no reproducibles, hasta en algun momento pensamos que podría tener alguna efermedad mental, pero lamentablemente esa nota no salio en el zoom, solo puse mi e-mail no quise poner mi nombre y apellido porque tengo un nieto trabajando en el municipio, ud. me entiende. Creo personalmente que la persona que ocupe ese lugar (de secretario) tiene que ser una perona con criterio y buen trato, no como este "señor" que llego a este cargo jodiendo gente, (con perdon de la palabra)eso lo sabe todo el pueblo. muchas gracias por su atencion y que quede constancia en algun lado que no es la primera vez que este inviduo maltrata a los vecinos.
dejo mi amil walterschimp@hotmail.com

Nestor Zawadzki dijo...

Hola Walter. Bienvenido! Su comentario me emociona. Usted documenta al punto exactamente lo que pretendo remarcar: no hay, ni debe haber, espacio para la violencia, la intolerancia o la prepotencia. Admito que cualquiera puede tener un dia de furia, pero cuando se esgrimen titulos de superioridad o funciones de gobierno no se deberá admitir ningún tipo de tolerancia y, mucho menos de perdón.
Una autoridad que esgrime semejante conducta, aunque sea en el ámbito privado, debe disculparse publicamente y, si no lo hace, debe ser excluida lo antes posible. ¿Porqué? Porque el modelo autoritario se reproduce y solo es erradicado tardiamente, cuando el daño es irreversible.
Si en nuestro municipio, o en cualquier otro lugar, un ciudadano no es escuchado cuando reclama sus derechos y, por el contrario, es violentamente rechazado o amenazado a guardar silencio por las consecuecias que la protesta pueda tener sobre la persona o la familia o los bienes, ¿no estamos acaso frente a un ejemplo rotundo de autoritarismo violento y retrogrado?
Por eso aprecio mucho su comentario. Se avecinan tiempos de cambio. Cada uno de nosotros puede ser un gestor de ese cambio en el ámbito que nos compete. Y la herramienta es el voto. Cuando algun vecino le comente sobre la ventaja de tenerlo de candidato, cuentele su historia, por ahi se le abran los ojos.

Ana Lopez Acosta dijo...

Uf, en el último post escribí sobre los "pactos" creo que están resquebrajándose y balanceándose peligrosamente en el vacío. La anomia cunde. Y no creo Piru, que se trate solamente de una cuestión de urnas. Lo que describe tan maravillosamente el Sr Walter: "pensamos que podía tener alguna enfermedad mental" está contagiándose y no es precisamente una enfermedad mental, tal vez sea una enfermedad social....no se....

Un beso

Nestor Zawadzki dijo...

La enfermedad social se nutre desde la ambicion de poder. En el gallinero humano no siempre puedo considerar una causalidad singular: si es la empalizada, si son las gallinas con mas cuerpo que cerebro o la cotidiana actitud de caminar entre las bostas picoteando gusanos...