sábado, 5 de diciembre de 2009

¿Realidad virtual o el control por la ventana?

La semana pasada intentábamos delinear el tema de hoy: la influencia de las tecnologías de la información en la infancia.
Lo que hasta ayer era ciencia ficción hoy se introduce en nuestras vidas por cualquier rendija. Sin dudas el siglo 21 es el de la información y las tecnologías mediáticas. Desde la comodidad de un sillón o la cama, oprimiendo un par de botones accedemos a todo. Una guerra lejana, el rescate de una mascota, el asesinato nuestro de cada día, las mentiras creíbles de algún líder político y las verdades increíbles de la realidad cotidiana. Como un menú a la carta, las imágenes, las escenas propias, las vidas prestadas y la realidad virtual se persiguen desde el zapping furioso. Ingenuamente pensamos que no nos afecta porque manejamos el control. Pero: ¿tenemos el control?
Solo en Argentina el juego compulsivo aumentó en forma alarmante en el año en curso relacionado con la publicidad mediática y el acceso por internet. El incremento de la modalidad delictiva que incluye a menores en crímenes violentos, no solo es espejo de las imágenes de la TV, sino que las alimenta. La enajenación social producto de la distorsión generada desde las pantallas es alimentada por la comunicación “aséptica”, esa que no tiene cara, la del chat y los “mensajitos”, la que nos aísla de la persona y sus necesidades. La comunicación sin rostro evita la empatía, el ponernos en lugar del otro, ese elemento tan necesario para construir la solidaridad.
Hay suficiente evidencia para conectar la violencia con la TV. Pero no solo eso, estudios recientes confirman que más de 2 horas de TV por día en menores de dos años produce hiperactividad en la edad escolar y trastornos de concentración, del lenguaje y del sueño en niños mayores. La obesidad infantil se alimenta desde la TV, a partir de la competencia con la actividad física y el estimulo al consumo de alimentos “chatarra”. La función de la televisión es vender tiempo del cerebro humano a los anunciantes y estimular el consumismo. Ernesto Sábato subrayó que “el estar sentado frente al televisor, anestesia la sensibilidad, hace lenta la menta y anestesia el alma”. Según Eduardo Galeano, escritor uruguayo la TV obliga a comprar lo que la economía prohíbe. Agregó: “Somos todos prisioneros. Quien no está preso de la necesidad está preso del miedo. Y los niños son los más prisioneros de todos: la sociedad, que prefiere el orden a la justicia, trata a los niños ricos como si fueran dinero, a los niños pobres como si fueran basura y a los del medio los tiene atados a la pata del televisor.” (Las venas abiertas de América Latina).

1 comentario:

Lorena. dijo...

Cuando tengo oportunidad de leer tus entradas en tu blog, lo hago. Bien, nos hiciste reflexionar, como acomodarse a esta era virtual? En la sociedad donde vivo es lo que describis, al exponente que quieras agregar, sumado al poder adquisitivo. Como bajarse de este tren? Lorena.