domingo, 28 de marzo de 2010

Después de la memoria

¡Ay de los que dictan leyes inicuas y prescriben tiranía para apartar del juicio a los pobres, para privar de sus derechos a los afligidos, para hacer de las viudas su botín y robar a los huérfanos! ¿Qué haréis en el día del castigo? ¿A quién os acogeréis para que os ayude cuando llegue de lejos el desastre? ¿En dónde dejaréis vuestras riquezas? La Biblia en Isaías 10:1-3

El escritor Umberto Eco escribió un libro delicioso titulado “La misteriosa llama de la reina Luana”. En el relata la historia de un hombre que repentinamente pierde la memoria y de cómo la va rehaciendo a partir de su pasado con los rastros de vida que fue dejando en forma de objetos y mediante las personas que formaron parte de su existencia.

El olvido es una forma que tiene el cerebro de preservarse. Ante situaciones traumáticas la mente no solamente puede borrar completamente un recuerdo de la esfera consciente, sino que puede transformarlo y substituirlo por una experiencia inventada que se percibe como real aunque sea una mera ilusión. Sin embargo esa protección no siempre es efectiva. Esos traumas pugnan por hacerse evidentes y salir a la luz, la mayoría de las veces con síntomas inexplicables y manifestaciones confusas. Luis Chiozza plantea en su libro “¿Porqué enfermamos? La historia que se oculta en el cuerpo” que existe una relación directa entre el fracaso constituido por la pérdida de satisfacción post traumática y el cáncer.

¿Por qué si el olvido podría ser terapéutico rescatamos la memoria? En estos días escuché a varias personas decir que antes se estaba mejor. Que con los “gobiernos duros” había mayor seguridad y estabilidad. La importancia de evocar el pasado con sus aciertos y errores es precisamente evitar repetir la historia y desterrar los recuerdos inventados, aquellos con los que el cerebro intenta substituir la realidad cuando nos resulta abrumadora.
No. Nunca se estuvo bien con gobiernos ilegítimos. Bajo un manto de impunidad prosperaron los negocios turbios, se elevó la deuda externa a un volumen que descarna los huesos de millones de trabajadores, se forjaron las condiciones de la crisis social que hoy generan la inseguridad y violencia. Se desarticularon los poderes del estado en una ineficiencia persistentemente actual. Se fusionó el estado y la iglesia (cualquiera sea su denominación) en una relación cómplice y oportunista. Hasta se inventó una guerra para salvar el pellejo… una guerra que muchos aplaudieron con el mismo fervor con el que se festeja un partido de fútbol. Pero, por sobre todas las atrocidades, se multiplicaron los dioses dueños de la vida, especialistas en destilar el alma por medio de la tortura, cualquiera sea el instrumento. Parte de una generación desapareció y la otra incorporó a la fuerza la falacia de que la educación en el miedo y el terror produce un estado seguro, “derecho y humano”.

No quiero perder la memoria. Deseo que mis hijos sepan que en este mismo pueblo, al amparo del gobierno autoritario de entonces, era un crimen tener el pelo largo o motivo de despido dejarse crecer la barba; que, por decreto municipal, no se podía caminar en verano con bermudas o minifaldas; que muchos fueron desterrados por pensar diferente o por leer a Neruda. Quiero que conozcan a quienes dictaban esas leyes y a quienes las hacían cumplir, para que la historia no se repita; porque muchos pretenden regir como si hubieran perdido la memoria y la vergüenza.

8 comentarios:

Ana Lopez Acosta dijo...

Te respondí en mi entrada sin haber leído ésta, tuya. Me conmociona leer que las vivencias compartidas generan similares resultados. Más allá de los estilos podría haber escrito lo mismo que escribiste, asi que te pego lo que respondí antes tal cual...sin haberte leído...que lo parió Mendieta!

Es pavoroso, Piru, o mejor dicho: a mi me produce pavor.
Tampoco creo que sea un razonamiento simplista el que hacés, sino tomar un ejemplo de lo que sistemáticamente nos filtra. Si como bien escribís, no se enseña - desde algún lugar: la escuela, la familia - a hacer una "lectura crítica" y lo que termina primando es la imágen, terminamos "siendo lo que parecemos" o la "construccción" que hacemos de nosotros mismos desde un lugar muy limitado.
No es una mujer quien parece una mujer, como no es un hombre lo que parece un hombre. Como no es un delincuente quien parece un delincuente.
Si pasamos del extremo de que había que matar a un puto a "ver" a un adorable trasvestido como a un minón, algo sucedió en esa transición que nos "lavó la cabeza"
Destruir o no generar "lectura crítica" produce sus efectos.
A veces tengo la sensación de que a una generación nos duele la memoria, o no somos capaces, de transmitirla con toda la fuerza que deberíamos, nos quedamos solos, callados, aislados. Tomo tu recuerdo - que comparto - de cuando gente "armada" nos acompañaba a las aulas y recuerdo el miedo que sentíamos de que nos pasara aquello de lo que se hablaba poco o no se hablaba. Recuerdo también cuando en anatomía aparecían cadáveres de gente muy joven, te acordás? el rumor que corría era de que eran caídos en enfrentamientos, pero era sólo un rumor....nunca supimos, ni podíamos preguntar, si no queríamos correr la misma suerte. Hay un corte y en esa solución de continuidad - se nos contó- que hubo una lucha entre "buenos y malos", cada uno coloca los adjetivos en el lugar que le parece, pero nos perdemos la complejidad de la historia, la memoria, la opinión de lo que cada uno vivió en aquellas épocas, el entramado, el tejido complejo, que dió como resultado una sociedad temerosa y acrítica.

Un beso grande.

Lorena. dijo...

...Al leer los comentarios de ustedes, me da la impresion que tambien han "globalizado" la amnesia!

No se si por ser buenos metodos o estrategias que producen los resultados necesarios...o el ser humano tiene caracteristicas similares, no importa donde se encuentre o cual haya sido su historia.

Nestor Zawadzki dijo...

Ana: estoy escribiendo un cuento sobre las vivencias que compartimos. La taxativa frase de Ortega y Gasset se cumple en nosotros y los de nuestra generación con un efecto importante de las circunstancias sobre el yo. Muchas de esas circunstancias nos marcaron. Tiendo a revelarme por lo hecho y aun me desvela lo que no fue.
Lorena: lo que nos une como humanos parece ser cierta "antropofagia", la frenetica supervivencia del mas hábil y la pavorosa levedad del ser... En estos tiempos hemos perdido la capacidad de asombro y, tristemente, vamos perdiendo la esperanza. Será por eso que "vamos al fuego como la mariposa y no hay rima que rime con vivir", decia Baglietto (otro de los prohibidos en esos tiempos)

Lorena. dijo...

El que "estamos perdiendo la capacidad del asombro" es relativo, yo creo que porque justamente el hombre tiene esa capacidad o "habilidad" corre la suerte de ser "manipuleado".

Mas que el asombro, yo diria perdida de la compasion y de la solidaridad; como canta Leon Gieco:

Solo le pido a Dios...
que el dolor no me sea indiferente
que la resaca muerte no me encuentre
vacio y solo sin haber hecho lo suficiente!

Nestor Zawadzki dijo...

Es cierto, Lorena, que las características psicologicas del ser humano lo hacen mas vulnerable que otras especies (aunque, como lo demostró Pavlov, muchas especies pueden ser condicionadas con el premio o el castigo....) Cuando me refiero a la pérdida de la capacidad de asombro apunto mas bien a la incapacidad progresiva de sorprendernos. El Tsunami en asia acaparo la atencion mundial, Haiti tuvo menos rating y Chile ya ni se escucha... Era niño y me pase toda una mañana escuchando por radio la llegada del hombre a la luna. No teniamos TV asi que trataba de imaginrme lo que relataba el periodista de radio transmundial en onda corta y con un fuerte acento portorriqueño...
Hoy mis hijos no parpadearian siquiera si les digo que el hombre llego al sol... a no ser que se trate de un jueguito para el Nintendo Wii (que, obviamente no existe en casa)
Besos

Lorena. dijo...

Quizas nos ayude a recordar que el que se sorprende pregunta y crece, se aterra y denuncia, se angustia y reclama o se asombra y busca...hace que lo improvisto lo despierte, lo raro lo sacuda y lo incomprensible lo incomode.

Pensando en tu ejemplo, me asusta pensar en la realidad de una generacion con la disminucion o "anestesiados" en la capacidad de sorprenderse...Un abrazo.

Anónimo dijo...

Tampoco quiero perder la memoria. La vida es un libro abierto para quien quiera aprender, decia Miguel Abuelo. Te mando aqui un poema que escribi justo sobre el tema de no olvidarnos de lo que paso en nuestro pais.

Cachetada a la memoria,
para despabilar nuestra historia,
para poder afirmar
que aqui no existe el olvido.
Obvio que quedan heridos,
obvio que hay asesinos...
pero generando rencores y odios
provocamos mas tragedia.
Evoquemos con grandeza,
digna de seres maduros
conscientes de nuestro pasado,
y del mal que ha generado.
Sigamos en el camino,
pero con nuevo destino,
con renovadas ansias....
de aprender a ser argentinos.

Nestor Zawadzki dijo...

Aprender a ser, todo un desafío en esta era del parecer...Genial el toque poetico.